La globalización nos ha traído cosas muy buenas, pero
también cosas muy malas. Las fronteras mentales se han, prácticamente, anulado
y hemos pasado todos a formar parte de tribus buscadas pero, también con sus
miembros muy dispersados. Muestra de ello la tenemos en la facebook, por
ejemplo. En mi lista de amigos tengo gente de todas partes del globo, cosa que
seria imposible si aún siguiéramos con las herramientas de las que disponíamos durante el siglo XX.
Sin moverte de casa y sin levantarte de la silla, puedes añadir “amigos” desde Australia
hasta la Patagonia.
Esta idea que está muy bien sobre el papel nos acerca a todos los rincones del mundo de una manera virtual, y con nuestra presencia en forma de fotos o escritos difundimos nuestra manera de pensar, nuestros conocimientos y un “entusiasmo filantrópico” exagerado por compartir nuestra vida.
He comprobado que no todo lo que se comparte como información lo es. Personalmente elegí mi condición de “bloguera” porque quería informar y dar a conocer la Wicca. Me había costado muchas horas, muchas traducciones y mucha dedicación llegar al punto dónde decidí compartir todo lo que yo había aprendido durante años, y facilitar un poco la tarea a los que viniesen detrás de mí buscando el mismo conocimiento.
Reconozco que mi humilde blog me ha obligado a invertir muchas horas, cosa que he hecho con sumo agrado y dedicación, pero el impacto no es comparable al conseguido a través de la red social conocida como Facebook. Admito que la red de Zuckerberg es un gran trampolín para darte a conocer y como actúa de forma viral se propaga rápida e indiscriminadamente.
Yo me hago responsable de lo que publico tanto en el blog como el Facebook. Cuando divulgo una información está contrastada, estudiada y en la mayoría de veces, experimentada. Esta forma de actuar debería ser la imperante, pero por desgracia no lo es. Si que he encontrado personas honestas y sinceras, pero la proporción es de 1 a 10 con las que actúan de forma irresponsable compartiendo una foto bonita sin haber leído el texto que la acompaña, en muchas ocasiones. Quiero pensar que es la foto lo que les provoca el impulso de “compartir” y no la información porque se lee cada burrada del tamaño de la catedral de Milán.
Esto no tendría mayor importancia si todos los que, al final llegan a leerse toda la letra, tuvieran cierta base de conocimientos sobre el tema tratado, pero por desgracia no es así. Y de esta manera tan tonta se entra en una espiral de “mala información” exasperante.
Se confunden los términos, las ideas, el conocimiento de tal manera, que después es muy difícil salir de la rueda. Y no hablemos de los “gurús” de la Nueva Era, los chamanes/as, los brujos/as, sanadores/as y demás fauna variopinta que da vueltas por la red.
Me parece estupendo que cada uno intente ganarse la vida como mejor pueda, pero una cosa es ganarse la vida y otra muy distinta estafar al personal. Y hablo ya, desde una perspectiva exclusivamente de bruja Wiccana. Desde mi experiencia personal os puedo asegurar que se pueden hacer Rituales muy efectivos, sin necesidad de pagar cantidades desorbitadas de dinero. Es más, cada uno debería hacer su propio Ritual y si, fuera necesario, contar con el apoyo de una Bruja/o, pero nada más. Es moralmente correcto que si el experto quiere cobrar por su conocimiento y /o por un Ritual puede hacerlo, sólo faltaría!, pero por muy bueno que seas, estás utilizando un “don” que te ha sido otorgado para ayudar al prójimo y, bajo mi punto de vista, no es ético lucrarse con un regalo del Universo o de los Dioses. Me han llegado a comentar que a algunas personas les han cobrado 200 euros “en velas”… por el amor de Dios!...¿ sabéis cuantas velas se pueden comprar con esa cantidad?. No hay Ritual que requiera de tantas velas, creedme, ni Wicano ni no Wiccano.
Esta idea que está muy bien sobre el papel nos acerca a todos los rincones del mundo de una manera virtual, y con nuestra presencia en forma de fotos o escritos difundimos nuestra manera de pensar, nuestros conocimientos y un “entusiasmo filantrópico” exagerado por compartir nuestra vida.
He comprobado que no todo lo que se comparte como información lo es. Personalmente elegí mi condición de “bloguera” porque quería informar y dar a conocer la Wicca. Me había costado muchas horas, muchas traducciones y mucha dedicación llegar al punto dónde decidí compartir todo lo que yo había aprendido durante años, y facilitar un poco la tarea a los que viniesen detrás de mí buscando el mismo conocimiento.
Reconozco que mi humilde blog me ha obligado a invertir muchas horas, cosa que he hecho con sumo agrado y dedicación, pero el impacto no es comparable al conseguido a través de la red social conocida como Facebook. Admito que la red de Zuckerberg es un gran trampolín para darte a conocer y como actúa de forma viral se propaga rápida e indiscriminadamente.
Yo me hago responsable de lo que publico tanto en el blog como el Facebook. Cuando divulgo una información está contrastada, estudiada y en la mayoría de veces, experimentada. Esta forma de actuar debería ser la imperante, pero por desgracia no lo es. Si que he encontrado personas honestas y sinceras, pero la proporción es de 1 a 10 con las que actúan de forma irresponsable compartiendo una foto bonita sin haber leído el texto que la acompaña, en muchas ocasiones. Quiero pensar que es la foto lo que les provoca el impulso de “compartir” y no la información porque se lee cada burrada del tamaño de la catedral de Milán.
Esto no tendría mayor importancia si todos los que, al final llegan a leerse toda la letra, tuvieran cierta base de conocimientos sobre el tema tratado, pero por desgracia no es así. Y de esta manera tan tonta se entra en una espiral de “mala información” exasperante.
Se confunden los términos, las ideas, el conocimiento de tal manera, que después es muy difícil salir de la rueda. Y no hablemos de los “gurús” de la Nueva Era, los chamanes/as, los brujos/as, sanadores/as y demás fauna variopinta que da vueltas por la red.
Me parece estupendo que cada uno intente ganarse la vida como mejor pueda, pero una cosa es ganarse la vida y otra muy distinta estafar al personal. Y hablo ya, desde una perspectiva exclusivamente de bruja Wiccana. Desde mi experiencia personal os puedo asegurar que se pueden hacer Rituales muy efectivos, sin necesidad de pagar cantidades desorbitadas de dinero. Es más, cada uno debería hacer su propio Ritual y si, fuera necesario, contar con el apoyo de una Bruja/o, pero nada más. Es moralmente correcto que si el experto quiere cobrar por su conocimiento y /o por un Ritual puede hacerlo, sólo faltaría!, pero por muy bueno que seas, estás utilizando un “don” que te ha sido otorgado para ayudar al prójimo y, bajo mi punto de vista, no es ético lucrarse con un regalo del Universo o de los Dioses. Me han llegado a comentar que a algunas personas les han cobrado 200 euros “en velas”… por el amor de Dios!...¿ sabéis cuantas velas se pueden comprar con esa cantidad?. No hay Ritual que requiera de tantas velas, creedme, ni Wicano ni no Wiccano.
Estoy hablando de Brujería
buena, ni blanca ni negra…simplemente buena. Siempre digo que la Magia o
Brujería no tiene color, la Magia es Magia, lo único que la diferencia son las
intenciones con la que la practiques. Y las intenciones no son Magia ni Brujería,
las intenciones salen y se proyectan desde las personas y hay personas con luz
y personas oscuras. Si estos últimos utilizan la Brujería con fines malvados
son ellos los que llevan el color, no el medio que utilizan.
En la Brujería no trabajamos con espíritus. No requerimos de su presencia para lograr una u otra cosa ni vamos a visitarlos allá donde moran, eso lo hacen los Chamanes. Nosotros trabajamos con las energías del universo y no invocamos a los muertos. Los espíritus están dónde están y no es bueno ni recomendable molestarlos. Otra cosa muy distinta es ayudarles a traspasar; si se posee esa facultad debemos ayudarles, pero nada más.
Las Brujas/os tenemos las raíces en la Europa más temprana. En las primeras civilizaciones existieron hombres y mujeres dedicados a sanar, a comunicarse con los Dioses y a predecir el futuro. A estas personas se les conoce por varios nombres, druidas, brujos, hechiceros y sanadores. Después con la expansión sucesiva de civilizaciones, principalmente la griega y la romana, llegaron los astrólogos, sacerdotes y los oráculos. Hasta el final del Imperio Romano todos estos personajes estaban bastante bien definidos, pero con la propagación del Cristianismo por todos los rincones de Europa, se empezó a confundir los términos, llegando a representar en la palabra “Bruja/o” a distintas disciplinas que antes estaban desarrolladas por varias personas.
La Bruja/ o era una persona, siempre conocedora del poder curativo de las hierbas y que en la mayoría de las ocasiones, era la que ejercía de sanadora para el pueblo llano. La Iglesia Católica se encargó de hacerlas pactar con el diablo e identificarlas con sucesos desastrosos para tener la excusa perfecta y llevarlas a la hoguera. Pero la realidad es que las que se conocían como Brujas, en su mayoría mujeres, eran el único recurso al que acudir en caso de estar enfermo y no tuvieses dónde caerte muerto, que en esa época, era la gran mayoría de las personas. Las Brujas/os, en esencia eran los herederos de los antiguos Druidas, utilizando las plantas y las hierbas, conocedores de las estaciones y sus particularidades, en definitiva, las más conectadas con la Naturaleza.
Hoy en día, una Bruja/o puede tener conocimientos de muchas cosas. Puede leer las cartas del tarot, las runas, ser astróloga, utilizar las Flores de Bach, el Reiki, etc.etc.etc. Digo puede porque no es ninguna obligación, eso ya dependerá de cada una/o y de sus inquietudes intelectuales, pero lo que si debe saber una Bruja/o es a utilizar las plantas, sus propiedades y a vivir en comunión (todo lo que hoy en día nos permita la vida) con la madre Naturaleza. Eso es una Bruja… a todo lo demás, quizás le llamaremos “Bruja/o” pero si no cumplen con este requisito, no lo son.
Y una última cosa para terminar: nunca aceptéis un Ritual dónde se requiera sangre. La sangre es la vida y la vida es lo más sagrado. Una buena Bruja/o nunca os pedirá esto. Eso es cosa de Vudú y Santería. Estas dos corrientes se originan con la fusión de rituales que llevaron los esclavos africanos a América mezclados con los que ya se hacían allí y con creencias de la Iglesia Católica. Yo ni me acercaría…nada bueno puede salir de una muerte, aunque sea la de un pollo. Porque hay una cosa que siempre se cumple, transcurras por cualquier vía que elijas, lo que mandes te será devuelto y aumentado. Piénsatelo dos veces antes de “echar” un mal pensamiento hacia alguien, y si con esta advertencia, decides hacerlo…serás responsable directo de lo que te caiga encima.
En la Brujería no trabajamos con espíritus. No requerimos de su presencia para lograr una u otra cosa ni vamos a visitarlos allá donde moran, eso lo hacen los Chamanes. Nosotros trabajamos con las energías del universo y no invocamos a los muertos. Los espíritus están dónde están y no es bueno ni recomendable molestarlos. Otra cosa muy distinta es ayudarles a traspasar; si se posee esa facultad debemos ayudarles, pero nada más.
Las Brujas/os tenemos las raíces en la Europa más temprana. En las primeras civilizaciones existieron hombres y mujeres dedicados a sanar, a comunicarse con los Dioses y a predecir el futuro. A estas personas se les conoce por varios nombres, druidas, brujos, hechiceros y sanadores. Después con la expansión sucesiva de civilizaciones, principalmente la griega y la romana, llegaron los astrólogos, sacerdotes y los oráculos. Hasta el final del Imperio Romano todos estos personajes estaban bastante bien definidos, pero con la propagación del Cristianismo por todos los rincones de Europa, se empezó a confundir los términos, llegando a representar en la palabra “Bruja/o” a distintas disciplinas que antes estaban desarrolladas por varias personas.
La Bruja/ o era una persona, siempre conocedora del poder curativo de las hierbas y que en la mayoría de las ocasiones, era la que ejercía de sanadora para el pueblo llano. La Iglesia Católica se encargó de hacerlas pactar con el diablo e identificarlas con sucesos desastrosos para tener la excusa perfecta y llevarlas a la hoguera. Pero la realidad es que las que se conocían como Brujas, en su mayoría mujeres, eran el único recurso al que acudir en caso de estar enfermo y no tuvieses dónde caerte muerto, que en esa época, era la gran mayoría de las personas. Las Brujas/os, en esencia eran los herederos de los antiguos Druidas, utilizando las plantas y las hierbas, conocedores de las estaciones y sus particularidades, en definitiva, las más conectadas con la Naturaleza.
Hoy en día, una Bruja/o puede tener conocimientos de muchas cosas. Puede leer las cartas del tarot, las runas, ser astróloga, utilizar las Flores de Bach, el Reiki, etc.etc.etc. Digo puede porque no es ninguna obligación, eso ya dependerá de cada una/o y de sus inquietudes intelectuales, pero lo que si debe saber una Bruja/o es a utilizar las plantas, sus propiedades y a vivir en comunión (todo lo que hoy en día nos permita la vida) con la madre Naturaleza. Eso es una Bruja… a todo lo demás, quizás le llamaremos “Bruja/o” pero si no cumplen con este requisito, no lo son.
Y una última cosa para terminar: nunca aceptéis un Ritual dónde se requiera sangre. La sangre es la vida y la vida es lo más sagrado. Una buena Bruja/o nunca os pedirá esto. Eso es cosa de Vudú y Santería. Estas dos corrientes se originan con la fusión de rituales que llevaron los esclavos africanos a América mezclados con los que ya se hacían allí y con creencias de la Iglesia Católica. Yo ni me acercaría…nada bueno puede salir de una muerte, aunque sea la de un pollo. Porque hay una cosa que siempre se cumple, transcurras por cualquier vía que elijas, lo que mandes te será devuelto y aumentado. Piénsatelo dos veces antes de “echar” un mal pensamiento hacia alguien, y si con esta advertencia, decides hacerlo…serás responsable directo de lo que te caiga encima.
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Cuánta razón, Tilia.
ResponderEliminarA menudo he leído fragmentos en otros lugares que son pura copia, y además, sin ningún reparo por parte del autor en citar la fuente de donde procede (vamos, un plagio)o sin ningún sentido. Me parece además indignante, el hecho de que muchos se hagan llamar wiccanos cuando no conocen ni la mitad de los fundamentos, o incluso maestros iluminados que son unos impostores después. Cosas como éstas son las que afean nuestra religión, aparte del plagio, por los timadores que cobran, como bien dices 200 euros (y hasta más...) por unas velas, que en un bazar se encuentran 3 por sesenta céntimos.
Me ha gustado mucho este artículo, espero que sigas escribiendo reflexiones como éstas.
Muchas gracias ^^
Muchas gracias Cynthia.
ResponderEliminarBendiciones